Hoy quiero dejaros una conversaciones que han
surgido de forma espontanea en el aula de 2-3 años en los momentos de patio y
comedor durante este mes. Seguro siguen originándose muchas más. Espero las disfrutéis
tanto como lo he hecho yo vivenciandolas. Y es que los más pequeños siempre
están observando todo lo que sucede alrededor.
L , está en el patio subido a una moto, como
coge gran velocidad, le comento que tenga cuidado y ahí comienza esta conversación:
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Laura, ¿te gustan las motos?
- -
Sí, mucho. ¿ Y a ti?
-
-Me gustan mucho las motos saltarinas.
-
-¿y esas como son?
- -
Las de Moto-cross, me responde.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizzyGiE5d-Vzr_E7AAu1IHulyINiFXaXO9cloHJHRFYAoaCpmsviv_g_u_OxUcP1UpwVDyM3cb2N1eEoNz_bUBE5ufH0zBcCI-W4HUHya36V5TDMaiFdOskwqJlpy_M1xF_C-HVyBHrNs/s200/9Imagen2.jpg)
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-Laura, toma para ti, dos hojas.
-
-Gracias, me gustan mucho. Las guardaré en mi bolsillo para no
perderlas.
- -
Son para esta noche.- me dice,
- -
¿ Y que tengo que hacer esta noche con las hojas? – le pregunto
sorprendida.
-
Guardarlas en un bote.- me responde.
(Hojas mágicas, que tengo
guardadas en un bote junto a las piedras y las flores que me van regalando, los
bolsillo de una maestra siempre están llenos de regalitos con amor).
Hay una
pelota en lo alto de la verja del patio, yo no tengo ni idea como ha podido
llegar hasta allí, pero ahí está, la miro y exclamo:
- -
¡Esa pelota está arriba, está muy alta!, ¡ no la podemos coger,
necesitaremos una gran escalera.
- -
Mi abuelo tiene una escalera muy grande- me dice L.
- -
¿Sí? ¿Tan alta que podremos coger la pelota?
- -
Si, es muy grande, para cortar la parra.
( Y entonces es cuando mi cabeza
se asombra por como L ha realizado la comparación de que la pelota esta a una
altura como la parra del campo de su abuelo, y con la escalera la podríamos coger).
- -
Mi papa también tiene una escalera muy alta- comenta P.
- -
¿ para que usa tu papa la escalera?- le pregunto a P.
- -
Para pintar, así- responde mientras hace el gesto.
- -
Tendremos entonces que pedirles la escalera. ¿nos la dejaran?, les
pregunto.
- -
¡ si,! Exclaman ambos.
La siguiente conversación se origina en el
comedor.
Observo que G está metiendo un trozo de
croqueta en el vaso de agua, me acerco para saber porque lo hace. A simple
vista parecería que estaría jugando con la comida, pero como soy de las educadoras
que piensa que siempre hay un porque detrás de una acción, antes del juicio de
adulto, me acerco y me animo a
preguntar.
- -
G, ¿ por qué metes la croqueta en el agua?
- -
¡Quema!-me responde.
- -
Sería mejor si soplas, - le respondo, mientras mi cabeza piensa que
capacidad de resolución tiene G ante una
dificultad que ha encontrado.
“No te preocupes porque tus hijos no te escuchan, te observan todo el
día”. María Teresa de Calcuta.
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