Algunos niños comentaban que picaba, otros en cambio decían que no, algunos se acercaban, otros preferian observar desde la distancia. Algunos querian cogerlo y asi lo hicieron. Lo más curioso es que el saltamontes parecia entender lo que estaba suciendo, los niños querian saber de él. Pues este, permanecia quieto en el suelo y se dejaba coger, seguidamente cuando los niños lo posaban sobre sus manos, al pasar unos segundos volvía a saltar. La respuesta de los niños era reir y reir al mismo tiempo que de forma innata saltaban como lo hacia el saltamontes.
Una experiencia enriquecedora que surguió sin ser propuesta, de forma natural, como es el desarrollo de los niños.
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